Este fenómeno es algo que se ve muy comúnmente en la actualidad y tiene un nombre, se denomina "adultescencia": es un neologismo que ejemplifica a un adulto que se comporta a modo de adolescente porque se identifica con esa edad y por ende se viste, va a bailar, usa el vocabulario de moda, ven los video- juegos, se hacen tatuajes, se colocan piercing, etc.
En psicología a los hombres con este tema de verse eternos jóvenes se lo denomina "Síndrome de Peter Pan" donde se ve un hombre que nunca crece y que no puede asumir una relación de compromiso.

Pero sin ir a algo extremo, la adultescencia es hoy una forma de evadir el paso de los años y negar el envejecimiento y en esto se juegan además de factores personales en la historia de cada uno y de su niñez, una inclinación de la sociedad y la publicidad que tratan de llevar a una imagen idealizada de eterna juventud y modelo de belleza.
El paso del tiempo es negado y nadie quiere asumir sus años y se pretende ser y verse siempre igual, se sacan las arrugas, se operan, se ponen siliconas, etc.
La rebeldía del adulto pasa por querer mantener ese ideal como imagen donde siempre se ve joven y bello y si bien tiene su parte positiva, ya que se vive más y se disfruta de otra manera, también en un extremo denota inmadurez e inadaptación y a veces se llega a tocar el ridículo y lo grosero.
También esto esconde un miedo a la vejez y a la muerte y un no querer reconocer que el rol ya no puede ser el mismo y que hay cosas que ya no se pueden hacer por la edad y el cuerpo, que no es ya tan fuerte y que avisa que el reloj biológico marca otra cuestión.
Por eso hay un sabio refrán que dice: "cada cosa a su edad" y lo que no se vivió de adolescente no se puede recuperar en la adultez por más ropa de moda y accesorios que usemos.

